Hartos de los malfollados

Opinión28/07/2024 Luis Miguel Morales
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Los hay que ni viven ni dejan vivir.FOTO: Puro Latino.

Estamos viviendo en una sociedad con una capacidad de comprensión y análisis crítico sin precedentes en la historia, pero parece que esa capacidad se diluye frente a los temas que más nos afectan. Somos capaces de generar miles de comentarios sobre una simple foto de un bache, pero nos resulta imposible denunciarlo en los canales adecuados. Criticamos a los políticos en la barra del bar, pero somos inmovilistas a la hora de cambiar las cosas en las urnas.

Esta paradoja refleja una desconexión entre nuestras habilidades críticas y nuestras acciones prácticas, un desafío que debemos afrontar para mejorar nuestra participación cívica y nuestro impacto en la sociedad.

Somos los mismos que criticamos a los jóvenes que asisten a eventos como Puro Latino, mientras secretamente deseamos obtener una entrada para nosotros o nuestros hijos. Nos quejamos del ruido que generan, pero no mencionamos los beneficios económicos que traen.

Igual que con la Motorada: cuando la perdamos en favor de Madrid o Barcelona, la criticaremos en nuestro cinismo, aunque nos lamentemos de su ausencia. En lugar de actuar, culpamos a lo que seguimos perdiendo.

El portuense es, por naturaleza, un inconformista, crítico tanto con razón como sin ella. Nos da envidia cómo Chiclana, Rota o cualquier otro pueblo tiene una "mejor oferta" para el verano, pero al mismo tiempo criticamos porque solo tenemos conciertos que solo dejan molestias y mucho ruido. Nos molesta que el centro se convierta en una zona para alquilar, pero no compramos ni mostramos interés en convertirlo en un lugar habitable, aunque ahora lo disfruten los turistas.

En nuestro desorden, alabamos las gambas, las papas y las delicias de Sanlúcar, mientras desvalorizamos nuestras propias tradiciones y comida sin razón aparente. Esta contradicción refleja una desconexión profunda entre nuestras críticas y nuestras acciones. Es un desafío que debemos afrontar para empezar a valorar y preservar lo nuestro, reconociendo la riqueza y singularidad de nuestra propia cultura y tradiciones.

Reconocemos sin complejo que no somos cofrades, pero nos falta carretera para ir a Jerez o Sevilla, y allí no nos quejamos del aparcamiento. No nos disfrazamos en Carnaval, ya para eso está Cádiz y La Viña, aunque necesitemos GPS para llegar al Manteca. Preferimos el amarillo, las entradas son más baratas, el estadio está más cerca que Valdelagrana, el equipo juega mejor y no nos avergüenza cambiarnos de camiseta en el tren, aunque termine jugando con el Mármol Macael.

Criticamos a Calleja porque es un friki, pero nos volvemos locos por tener una foto con él y mostrar nuestra admiración.

Reconócelo, eres un malfollado y no sabes ni lo que quieres. Un consejo: vive y deja vivir. No protestes, actúa, y si no, apártate y no estorbes.

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