La comunicación pública de un Gobierno debe ser mucho más que una simple herramienta informativa; debe reflejar su capacidad de gestión, transparencia y responsabilidad. Sin embargo, el Gobierno local de El Puerto ha evidenciado fallos significativos en su estrategia comunicativa, a pesar de contar con un equipo especializado y numeroso en esta área.
Lejos de transmitir una imagen institucional sólida, la respuesta comunicativa ha demostrado improvisación y descoordinación. El desplazamiento a Argentina, por ejemplo, no fue comunicado adecuadamente; no se emitieron notas de prensa oficiales ni se ofrecieron respuestas claras a los cuestionamientos de la oposición, aunque el viaje sea claramente beneficioso para El Puerto y la provincia. Aún persisten dudas sobre los objetivos del viaje y los roles de los implicados, lo que deja abierta la puerta a la especulación.
Otro punto débil ha sido la falta de consistencia en las declaraciones oficiales. La contradicción entre afirmar que "este viaje lo paga Diputación" y luego decir "lo pago de mi bolsillo" no solo genera confusión, sino que refuerza la sensación de desorganización interna y falta de claridad en la información proporcionada a la ciudadanía.
Las explicaciones ofrecidas por el alcalde, aunque tardías, se han visto acompañadas de un tono agresivo hacia la oposición y los medios, que simplemente ejercen su derecho a preguntar. Este problema, de haberse gestionado adecuadamente desde el inicio, podría haberse resuelto con una rueda de prensa, mostrando los documentos y facturas correspondientes y dando respuestas claras a las inquietudes de la población.
El relato refleja, además, nerviosismo y hartazgo, como demuestra la ligereza en la edición del vídeo, mostrando un escenario desaliñado y acusatorio, con billetes sobre la mesa, lo que poco contribuye a dar consistencia a las explicaciones ofrecidas.