José Luis Romero Pacheco
Abogado
La desinación de nuestra ciudad como Gran Población no ha supuesto, al menos de momento, cambio alguno para la maltrecha colonia de aves acuáticas del lago del polígono de Las Salinas. Convertidas ahora en supervivientes de secano, han visto alterado su hábitat por alguna razón, que a buen seguro ni ellas ni el resto de los ciudadanos aciertan a comprender: ni el origen, ni las causas, ni el agravamiento de una situación bochornosa para una Gran Ciudad, que observa expectante y atónita cómo en lugar de atajar el problema, se escurre el bulto y esparcen responsabilidades a terceros, sin que nadie sepa asumir la suya propia. Y cómo, quien realmente posee mecanismos y herramientas coercitivas, no las emplea para erradicar una situación que pudiera ser encuadrable en un claro ejemplo de maltrato animal.
Que el Ayuntamiento esgrima y se escude en que es la Entidad Urbanística a quien le compete reparar y restablecer el hábitat para estas aves; que la Entidad manifieste que no es de su competencia o que no está dispuesta a correr con el costo de la reparación y restablecimiento del medio; que Apemsa tiene limitado el posible llenado del embalse debido a la sequía; y que Medio Ambiente está encima de los animales aunque no sea competencia de la delegación municipal; todo ello se asemeja a un partido de frontón en el que cada uno atiza a su bola que sale propulsada sin que nadie la recoja y, mientras, la colonia de patos esperando que todos los miren a ellos y encuentren una solución que ponga fin a la precariedad de su existencia.
El Ayuntamiento tiene medios y mecanismos para acometer un plan de emergencia y acabar con esta insostenible situación y, en su caso, exigir a los responsables que la hayan provocado por acción u omisión. Porque la realidad es que esta situación está generando un sufrimiento innecesario que no puede seguir infringiéndose a unos animales indefensos a los que se les ha inducido a esfuerzos de supervivencia absolutamente innecesarios y lesivos para ellos, principalmente y, de manera colateral, al buen nombre y buena imagen de nuestra Gran Ciudad.