

Hace algunos días acudí, como muchos otros portuenses y foráneos a la magnífica exposición fotográfica “Una nueva mirada al río”, cuyo autor es José Manuel Vargas, poseedor de una gran sensibilidad en el arte de captar y plasmar imágenes y trasladarnos un mensaje capaz de hacernos reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro de este nuestro río. Siempre frontera entre las dos márgenes que han vivido asomadas a él, pero alejadas entre sí por el ancho cauce de su desembocadura.
El Guadalete, en la actualidad no es ajeno y sufre, como toda la ciudad, las consecuencias de las políticas de parcheo que, ante la ausencia de una idea global de ciudad y de un urbanismo integrador, ha ido viviendo sus etapas de cierto esplendor como infraestructura de la otrora floreciente industria pesquera y bodeguera a etapas decadentes coincidentes con las crisis de esos sectores que en su día fueron el motor económico de la ciudad. Así y por distintas causas y motivos de otra índole, la margen derecha se sumió en el abandono provocado por la falta de actividad portuaria y el traslado de la reducida existente a la margen izquierda, ambas bajo el control jurisdiccional y administrativo de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz.
Es cierto que, sorteando los obstáculos de ciertas concesiones de dudosa operatividad en la actualidad, la margen derecha se ha ido integrando por tramos con mayor o menor acierto, con mayor o menor lógica y, en algunos espacios concretos, de manera aberrante, a la posesión del dominio público y todos pudimos acercarnos un poco más a los cantiles y presenciar el discurrir del agua hacia La Puntilla desde un lugar preferente en primera línea ribereña.
Pero la frontera infranqueable de la lámina de agua sigue dividiendo las dos orillas de El Puerto de manera irreductible, pues ni una ni diez pasarelas lograrán esa deseada unificación cuando están uniendo dos espacios portuenses, cuya titularidad la sigue ostentando la Autoridad Portuaria que explota de manera sui generis unos terrenos para actividades que debieran estar asentadas en el polígono industrial y no en un espacio que debiera revertirse en su totalidad al municipio, para que el Guadalete sea elemento integrador de las dos orillas y la margen izquierda una zona a disposición y de expansión de la ciudad con un potencial económico incalculable e indiscutible y bajo control y jurisdicción exclusiva del municipio portuense.








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