La memoria de la DANA sigue viva entre pérdidas y reconstrucción

Diferentes argumentos, vivencias y teorías circulan sobre lo ocurrido, pero sentí la necesidad de ir al “punto cero”, de describir en primera persona la zona más devastada por ese “tsunami de nodo”. Al sur de la provincia de Valencia, comenzó un ciclón fuera de lo habitual, aunque los más mayores lo recordaban y lo comparaban con un episodio similar ocurrido años atrás.

A pesar del tiempo transcurrido y de los avances disponibles para mitigar este tipo de tragedias, el fallo en la gestión de emergencias, la falta de coordinación y los desacuerdos fueron factores decisivos en el desastre. Estar allí, en el lugar de una de las mayores catástrofes de España, ofrecía la oportunidad de escribir un artículo de prensa, pero la magnitud de los daños, la gran cantidad de fango, la escasez de ayuda y el desorden inmediato exigían actuar sin demora. No había tiempo para señales ni indicaciones sobre mi rol: solo era posible aplicar conocimientos y experiencia conforme los días se desarrollaban, enfrentando cada situación que surgía.

Un año de sentir que no podía quedarme quieta mientras las noticias daban las últimas horas sobre la DANA, Valencia

La tristeza y las historias con finales trágicos se convirtieron en protagonistas del territorio. Sin embargo, la catástrofe también mostró la solidaridad del pueblo, mientras la política se encontraba paralizada ante la magnitud de los hechos. “El francés”, vecino de la zona de “La imprenta” en Algemesí, quedó bloqueado en su nuevo bajo que apenas habitaba desde hacía unos meses. Carmen, pese a perder la imprenta, tuvo la suerte de mantener a su familia a salvo y tuvo que reconstruir su negocio de toda la vida desde cero. Historias como estas se repetían a diario.

Un año después, muchos siguen recuperándose de la pérdida de seres queridos, recordando que lo material pierde importancia ante el dolor humano. Muchas cuestiones permanecen sin resolver y muchas preguntas sobre aquella DANA siguen sin respuesta.