



Hoy, no escribo como un activista, ni como una figura pública. Escribo como lo que soy: un ciudadano. Y escribo porque he sido demandado por el asesor jurídico del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María por “vulnerar su derecho al honor”.
¿Mi crimen? Denunciar públicamente lo que muchos ven, pero pocos se atreven a decir.
¿Su objetivo? Silenciarme… y con ello, silenciar a todo un pueblo.
⚖️ Un ayuntamiento ofendido, una ciudadanía vigilada
El demandante no es un vecino más. No es un ciudadano cualquiera. Es el abogado asesor jurídico del Ayuntamiento: alguien pagado con dinero público, con un cargo de poder y responsabilidad, cuyo deber debería ser proteger el interés colectivo, no usar los tribunales para protegerse de la crítica ciudadana.
Pero lo ha hecho.
Ha iniciado una demanda contra mí por haber cuestionado públicamente el funcionamiento de quienes gobiernan. No lo hice con insultos, ni con odio, sino con la voz firme de quien exige transparencia, justicia y dignidad.
🗣️ Silenciar a uno para callar a todos
Esto no va solo de mí. Esta querella es un mensaje para todos los portuenses:
“Si hablas, si denuncias, si molestas… te
Lo que debería ser una democracia sana se convierte así en una maquinaria del miedo, en la que el poder no se defiende con argumentos, sino con querellas. No responde con hechos, sino con intimidación judicial.
🛡️ Pero no nos vamos a callar
La libertad de expresión no es un privilegio, es un derecho constitucional.
Y la crítica política no es un delito, es una herramienta de control democrático.
El asesor jurídico que hoy me demanda olvida algo fundamental: cuando un ciudadano alza la voz, no habla solo por él, sino por todos aquellos que no tienen medios, plataformas ni respaldo para hacerlo.
Callarme a mí es intentar callar a cientos de portuenses que cada día ven cómo se diluye la honestidad en la gestión pública.
🦸 Un ciudadano frente al poder
Esto es una historia de David contra Goliat. Pero Goliat no es un gigante, es un sistema de silencio que teme la verdad. Y aunque tenga recursos, trajes, despachos y bufetes, no tiene lo más importante: la razón moral.
Yo no tengo más armas que la palabra. Pero en democracia, una palabra puede valer más que mil querellas. Y si me toca enfrentarme en los tribunales, iré con la frente en alto, porque sé que no estoy solo, y porque sé que la verdad no se intimida con papeles ni se doblega con demandas.
✊ El Puerto no se calla
Soy uno más de tantos que se niegan a vivir arrodillados frente a los que creen que el poder les da derecho a no ser cuestionados. Si este artículo llega a ti, compártelo. Háblalo. Discútelo. Porque hoy soy yo el que está en la mira. Mañana puedes ser tú.
Y entonces recordarás que la dignidad empieza cuando decidimos no callarnos más.
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