







En la tarde del lunes, varios cientos de personas se concentraron en el antiguo templete de La Puntilla, frente a los chiringuitos de Puerto Sherry, para denunciar el impacto que este tipo de locales está generando sobre el entorno natural, el descanso vecinal y el modelo turístico de El Puerto de Santa María.
Convocados por la plataforma El Puerto Para Vivir, formada por asociaciones vecinales, colectivos sociales y ciudadanos a título individual, los asistentes reclamaron el fin de lo que consideran un modelo “depredador” del litoral y exigieron una gestión municipal más respetuosa con el entorno y con los derechos de los residentes.
La elección del lugar no fue casual: frente a los propios establecimientos, que operan con licencias de quiosco-bar pero que —según denuncian los colectivos— funcionan como discotecas al aire libre, se alzaron pancartas con mensajes como “El Puerto no se vende, El Puerto se defiende” o “Estos locales no son legales y hay que cerrarlos ya”. También se escucharon proclamas contra el alcalde y el equipo de Gobierno.
Durante el acto tomaron la palabra vecinos de la asociación Pueblo Marinero de Puerto Sherry, afectados por el auge de los pisos turísticos, representantes del colectivo El Puerto Resiste y miembros de Ecologistas en Acción, que ofrecieron una de las valoraciones más contundentes de la jornada. La organización ecologista denunció que los chiringuitos de Puerto Sherry, pese a contar con licencias de quiosco-bar, operan en realidad como discotecas al aire libre, incumpliendo la normativa vigente en materia urbanística y medioambiental. En su denuncia, hecha pública la semana anterior, apuntan directamente al Ayuntamiento, al que acusan de permitir estas irregularidades “con el conocimiento y consentimiento del alcalde y su equipo de Gobierno”.
Desde Ecologistas en Acción advierten del deterioro creciente del entorno natural portuense y alertan de que la permisividad institucional está favoreciendo un modelo turístico insostenible, agresivo con el litoral y con graves consecuencias para los ecosistemas locales, especialmente los pinares y zonas costeras adyacentes.
Por su parte, la plataforma organizadora señaló que su objetivo es reivindicar un cambio de modelo urbano y turístico que priorice el bienestar de los portuenses, la regulación del uso de los espacios naturales y una política de vivienda que frene la especulación. También acusaron al Gobierno local de favorecer intereses privados y reclamaron el cumplimiento estricto de las licencias concedidas a estos locales, “como se le exige a cualquier ciudadano”.
Durante su intervención, los portavoces del movimiento ciudadano reclamaron también una regeneración institucional: “No queremos más casos de corrupción, ni más despilfarro de recursos públicos. El Ayuntamiento debe estar al servicio de la ciudad, no de intereses particulares”.
La convocatoria no ha estado exenta de polémica. Según la plataforma, en los días previos se produjeron presiones por parte de empresarios del sector para frenar la participación ciudadana, así como campañas de desinformación y “manipulación mediática” por parte de comunicadores afines al Gobierno local. A pesar de ello, la asistencia fue numerosa y desde la organización consideran que “el malestar ciudadano es evidente” y que “el modelo actual debe cambiar con urgencia”.
Desde El Puerto Para Vivir animan a la ciudadanía a sumarse al movimiento y seguir sus actividades a través de redes sociales, donde continuarán informando y movilizando acciones en defensa de “una ciudad habitable y sostenible”.








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