



Cuando alguien por ley de vida deja este mundo conocidos, y no tanto, se encargan de verbalizar frases lapidarias y solemnes para la ocasión como “que buena persona era”, “hizo esto bueno con fulanito o menganito” u otros mensajes aduladores que ensalzan las virtudes del finado. Cuando la gente muere casi todos han sido excelentes persona para el imaginario popular y los elogios llueven en una suerte de pedrea de lotería de Navidad.
En nuestra ciudad hay espacios sin nombre que merecen asociarse a personas e instituciones que han hecho más grande a la ciudad con su propia existencia. Ligar un nombre propio a un espacio público dignifica a dicho rincón del callejero e inmortaliza la figura del ilustre ciudadano para siempre, eso sí, hasta que Google Maps quiera o algún Equipo de Gobierno posterior decida, con o sin razón, una “damnatio memoriae” en favor de otro ente o personaje más afín a la ideología gobernante o a la moda del momento.
Muchos políticos locales se han dado cuenta de lo rentable, muy baratas diría yo, que sale políticamente las dedicatorias de calles, plazas, glorietas y rincones multiusos.
A cambio de una placa y ensalzar egos se pueden meter potencialmente en el bolsillo un puñado de votos. Esta tendencia ha supuesto, no solo en nuestra ciudad sino en muchas otras localidades repartidas por la geografía española, una auténtica inflación de homenajes a diestro y siniestro que han llenado el entramado urbano de nomenclaturas en las que priman intereses electoralistas (no podemos generalizar, claro) por encima del reconocimento a trayectorias personales concretas o, en el mejor de los casos, mezclan los dos criterios, el biográfico y el de afinidad, haciendo un traje a medida del gobernante.
A veces, en esta deriva extraña de relaciones con la ciudadanía, se han resucitado figuras varadas en el pasado con más que dudosa trayectoria vital o moral en un alarde de entroncar, forzando la mayor, los valores que defendían esos individuos con el argumentario del partido en liza, una labor legitimadora del relato político presente alineandolo con pseudo raíces históricas sesgadas.
Mi vecino, aunque es toledano de nacimiento, lleva desde 1982 siendo portuense de adopción. Su experiencia de vida es de las que le da caché a la población de acogida. Estuvo al servicio de nuestro Ayuntamiento la mayor parte de su vida profesional. Creó el Museo Arqueológico de El Puerto de la nada con más fuerza de voluntad que medios. Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cádiz, los foros academicistas lo consideran una eminencia por sus investigaciones y sus innumerables publicaciones dedicadas a la prehistoria y protohistoria.
Paco Giles, estoy seguro, que no pretende ser profeta en su tierra pero merece el reconocimiento por su ingente labor cultural e intelectual. Un amante del patrimonio histórico artístico portuense que lo ha sabido conservar y poner en valor.
En febrero de 2024, mucho ha llovido desde entonces y no solo agua sino también un chaparrón de inauguraciones de plazas o glorietas dedicadas a otros, el grupo municipal de Unión Portuense llevó a pleno una iniciativa para que se le dedicara un pequeño y coqueto parque en su barrio a su persona.
La moción fue aprobada por unanimidad de todos los partidos con representación plenaria incluído por el partido que sostiene al Gobierno. Hagan ustedes sus cábalas y busquen en la hemeroteca cuántos espacios se han inaugurado desde entonces dejando en el olvido este merecido homenaje.
A pesar de las interpelaciones la callada municipal es la tónica predominante. En este sentido, no sería mala idea que entrase en vigor una ordenanza municipal que regule estas dedicatorias más allá de las voluntades políticas del alcalde de turno, en favor de la transparencia y para que no existan ciudadanos de primera y de segunda.
Paco pasea día tras día por su barrio. La semana pasada lo vi al lado de su plaza sin nombre. Cuando nos vamos todos son buenos. Espero que Paco tarde mucho en irse. Su
sola presencia sigilosa en las calles de mi barrio me hace pensar que aún quedan prohombres entre nosotros que merecen la mejor de nuestras reverencias y el más respetuoso de los saludos. Los homenajes se realizan en vida.
Moción presentada













