La tarde del jueves 10 de julio, a las 20:00 horas, arrancaba en la sala Hospitalito el acto institucional 'El Puerto Avanza', organizado por el equipo de Gobierno local con el objetivo, según se indicaba en la convocatoria oficial, de “contar los proyectos de dos años de mandato y las próximas inversiones”. El evento finalizó con un cóctel para los asistentes.
A las puertas del edificio, un grupo de ciudadanos se concentró de forma pacífica para manifestar su rechazo al acto, que consideraban “un ejercicio de autobombo partidista pagado con fondos públicos”. Portaban pancartas con mensajes como “El Puerto avanza en basura, ruido, turismo de borrachera, cambio climático y sueldos para los amigos”, así como otras que denunciaban la falta de vivienda para jóvenes, la tala masiva de árboles o el abandono de los barrios.
Durante la protesta, también se corearon consignas como “¿Dónde están los avances del PP?” o “El turismo de Germán nos destroza la ciudad”, en alusión al alcalde Germán Beardo, quien accedió al interior del Hospitalito sin interactuar con los concentrados. Tampoco lo hicieron el resto de miembros de la corporación municipal.
Las reacciones de los ediles ante la protesta fueron variadas. Jesús Garay, segundo teniente de alcalde y responsable de Medio Ambiente, Seguridad e Infraestructuras, se mostró sonriente durante todo el tiempo que duró la concentración, provocando gritos de “se ríe el imputado”, en alusión a su situación judicial. Javier Bello, primer teniente de alcalde, realizó un gesto de lanzar un beso a los manifestantes, mientras que David Calleja, cuarto teniente de alcalde, saludó con un discreto “hola”.
En declaraciones recogidas a pie de calle, varios asistentes manifestaron su indignación por lo que consideran “una ficción política organizada con dinero público, cuando la realidad del municipio es la de una ciudad cada vez más abandonada, sin participación vecinal y con una gestión alejada de las necesidades reales de la ciudadanía”.
Al término del acto, el grupo de manifestantes lamentó la falta de diálogo por parte del Gobierno local y criticó que el encuentro se cerrara con un cóctel reservado para los invitados. “Si ellos se toman cócteles con nuestro dinero, nosotros también tenemos derecho a tomarnos algo y enviarles la cuenta”, ironizaban.
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