



La Policía Nacional desmantela una red de narcotráfico en El Puerto dirigida por un veterano del crimen organizado que operaba desde un chalé ilegal en suelo municipal
Coches de alta gama, motos de competición, viajes a destinos exclusivos y una villa construida sin permiso en plena Sierra de San Cristóbal. Así vivía uno de los narcotraficantes más activos de la provincia de Cádiz, hasta que una operación coordinada por la Policía Nacional desarticuló su red y destapó una trama millonaria de blanqueo de capitales que se extendía desde El Puerto hasta Marbella.
La investigación, bautizada como Operación Lavandero, arrancó en mayo de 2024 bajo la tutela del Juzgado de Instrucción número 4 de Jerez de la Frontera y con el respaldo de las Fiscalías Antidroga de Cádiz y Jerez. Un año después, el dispositivo se desplegó simultáneamente en Jerez, El Puerto y Chiclana, con un amplio despliegue de efectivos de unidades especializadas —GOES, GOIT, UPR, Guías Caninos—, drones y hasta un helicóptero del Servicio de Medios Aéreos.
Un patrimonio sin justificar
El epicentro del caso es un individuo con múltiples antecedentes por tráfico de drogas, robos violentos —conocidos en el argot como “vuelcos”— y ajustes de cuentas. Según fuentes policiales, su entramado delictivo no se limitaba a la introducción de hachís por las costas andaluzas, sino que prestaba apoyo logístico a otras organizaciones criminales que operaban entre Cádiz y Almería, especialmente mediante el transporte marítimo y terrestre conocido como petaqueo.
Pese a no haber cotizado de forma regular, el investigado amasó un patrimonio que supera el millón y medio de euros. Se documentaron más de una decena de propiedades destinadas al alquiler, inversiones en hostelería y la creación de sociedades pantalla que servían como tapadera para inyectar dinero ilícito en el circuito legal. Parte de esas inversiones se canalizaban también a través de maniobras de pitufeo, mediante pequeños ingresos bancarios fraccionados que evitaban el control fiscal.
La guarida: una villa ilegal sobre suelo protegido
La joya de la corona era su residencia: una vivienda de lujo construida sin licencia en un asentamiento ilegal de la Sierra de San Cristóbal, zona de titularidad municipal en El Puerto de Santa María. La finca, apodada por los agentes como Villa Narco, destaca por su sofisticación pese a su ubicación irregular. Allí se centralizaban las operaciones de la organización, que también incluían reuniones con socios y almacenamiento de efectivo.
Pese al sigilo, la ostentación fue su talón de Aquiles. La adquisición de coches deportivos, motos de alta gama y desplazamientos frecuentes a destinos exclusivos levantaron las primeras sospechas de los investigadores, que iniciaron una compleja labor de vigilancia, interceptación y seguimiento patrimonial.
Nueve detenidos y un cabecilla fugado
En el operativo del pasado 23 de junio fueron detenidas nueve personas, acusadas de actuar como testaferros y cómplices en el lavado de capitales. Todos ellos han quedado en libertad con cargos tras declarar ante la Policía Nacional, mientras que el principal investigado logró darse a la fuga. Días antes ya se había dictado una orden de busca y captura con ingreso inmediato en prisión.
La huida no ha impedido que el juzgado activara medidas cautelares: se han bloqueado cuentas bancarias, inmuebles, participaciones en sociedades, vehículos de alta gama y embarcaciones ligadas al sospechoso.
Además de los delitos de blanqueo y pertenencia a grupo criminal, al líder de la red se le imputan dos delitos urbanísticos por levantar chalés en suelos rústicos, uno de ellos en zona protegida. La construcción de Villa Narco representa, según fuentes jurídicas, “un ejemplo paradigmático de cómo el crimen organizado trata de asentarse territorialmente desafiando la legalidad urbanística y patrimonial”.
Una red con conexiones en Marbella y el Estrecho
El alcance de la organización no se limita a la provincia gaditana. El historial del principal investigado le vincula a operaciones violentas en zonas de alto nivel adquisitivo, como Marbella, donde se le relaciona con redes de narcotráfico procedentes del norte de África. Las autoridades sospechan que actuaba como intermediario entre clanes del Estrecho y organizaciones internacionales.
Su perfil no encaja con el clásico narco de barriada. Manejaba contactos en el sector de la noche, promovía locales de ocio y se relacionaba con testaferros con formación jurídica o empresarial, que facilitaban el enmascaramiento de operaciones mediante facturaciones ficticias o empresas fantasma.
‘Villa Narco’, símbolo del desafío al Estado
La operación Lavandero ha sido calificada por fuentes de la investigación como “un golpe estratégico al crimen organizado”. La Policía insiste en que la red no solo representaba una amenaza desde el punto de vista económico o delictivo, sino que también cuestionaba la autoridad urbanística y patrimonial del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, al ocupar ilegalmente suelo municipal para fines criminales.
La finca ilegal, ahora intervenida, se ha convertido en un símbolo del desafío del narcotráfico a las instituciones. “Villa Narco no solo albergaba riqueza ilícita, sino una declaración de impunidad que el Estado no puede tolerar”, ha señalado un portavoz policial.
Mientras tanto, continúa la búsqueda del cabecilla, con múltiples órdenes judiciales activas y el cerco estrechándose sobre su entorno. La investigación sigue abierta y no se descartan nuevas detenciones en los próximos días.









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