San Marcos, cielo celeste y una promesa que no se detiene

Cofrade14/04/2025Luis Miguel MoralesLuis Miguel Morales
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La Borriquita por el entorno de la Plaza de Toros.FOTO: L.M.M.

Volvió el Domingo de Ramos a San Marcos con el esplendor de siempre, arropado por ese cielo limpio que parecía hecho a medida, tan celeste como la capa del Señor. Un cielo sin amenazas, sin el fantasma del agua que el año pasado mantuvo a todos en vilo. Esta vez, la mañana fue de esas que se archivan en la memoria: temperatura suave, sin viento, sin nubes, solo fe, nervios y una ilusión intacta.

Hace cincuenta años, en un rincón del patio, salía a ruedas una pequeña imagen que ya movía corazones. Aquel primer paso fue la semilla de algo mucho mayor. De un sueño sencillo ha nacido una Hermandad robusta, con raíces bien firmes, forjada en el compromiso y alimentada por la esperanza. Medio siglo después, la Borriquita es más que la estampa del inicio de la Semana Santa: es símbolo, es escuela, es comunidad.

La parroquia de San Marcos es hoy un corazón encendido. Allí no solo se trabaja para el Domingo de Ramos. Allí se respira Evangelio los 365 días del año. No solo es la imagen del Señor la que emociona; también lo hacen las manos que ayudan en silencio, los hermanos que cuidan, las familias que sostienen. Cáritas Parroquial es ejemplo de que, en San Marcos, cada gesto tiene alma.

Porque puede llover, puede tronar, pero nada empaña lo que se construye durante todo un año con fe, esfuerzo y constancia. La Hermandad ha pasado de ser una cofradía de barrio a convertirse en una referencia, sin perder la frescura ni la cercanía. Sigue siendo tierra fértil para los más jóvenes, donde los niños no solo se visten de hebreos: se visten de ilusión, de futuro, de herencia viva.

Y ahí sigue el Moreno, dueño de la plaza, luz de San Marcos. Es faro del ayer, del presente y del mañana. Porque la tradición no es ancla, es motor. Y la Hermandad mira al horizonte con paso firme: en 2026, su paso de misterio estrenará un nuevo frontal dorado, fruto del trabajo colectivo, reflejo de una comunidad que no deja de crecer. Y ya se trabaja también en un nuevo bordado, abierto a la participación de todos los hermanos.

Este año, además, se han estrenado el policromado de los cuatro ángeles de las esquinas, obra del imaginero portuense Ángel Pantoja, y una nueva palmera realizada por Francisco Javier de la Rosa. Detalles que embellecen, que suman, que hablan de una Hermandad viva.

En lo musical, todo sigue sonando como debe: la Agrupación Musical San Juan de Jerez volvió a ser la última trabajadera del Misterio, con ese sonido inconfundible que ya es parte de la identidad del Domingo de Ramos en San Marcos. Pero este año, sus sones llevaron un peso distinto. La emoción atravesó a todos sus músicos por la ausencia de uno de los suyos: Daniel, hermano de la Borriquita y componente de la agrupación, que falleció de forma repentina días antes de la salida. Su memoria, sin embargo, estuvo más presente que nunca.

La Hermandad le rindió un sentido homenaje con la entrega de varios ramos de flores, colocados en su honor, y fue su propio padre quien, entre lágrimas, protagonizó una de las escenas más conmovedoras de la jornada: la primera levantá del paso en plena calle, un gesto que hizo temblar corazones y que unió a cofrades y músicos en un mismo abrazo.

Tras el Señor, la Virgen bajo palio. Bajo los sones de la Asociación Cultural San José Artesano de San Fernando, se dejó sentir el pulso de la devoción, el latido del amor que cada uno de los presentes llevaba en su corazón.

Porque la Semana Santa no solo se ve: se siente. En los silencios, en los detalles, en los acordes que cruzan el aire. Así es San Marcos. Así late su Hermandad. Así se escribe, cada año, una nueva página de amor, de fe y de historia.

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