

Nuestro Señor preside la Capilla de la Hermandad durante estos días de cultos en su honor, evocando la solemne ceremonia del Descendimiento que se realizaba los Viernes Santo a finales del siglo XVI.
El altar de cultos, con sus diversos elementos, recrea el instante del Descendimiento de Nuestro Señor. La Cruz y el Sudario son los elementos centrales que estructuran esta composición, mostrando a Nuestro Señor yacente entre sábanas blancas, portando un paño de pureza del siglo XIX anudado a su lado derecho con un cíngulo dorado.
A los pies de la Imagen, el Calvario silvestre se adorna con una Rosa Roja, que simboliza la gota de sangre que brota de su mano derecha. El conjunto se completa con espinos, yedra, acebuche, kentia, entre otras especies.
Cerrando este sublime montaje, cuatro hachones iluminan la escena, llevando los lemas Fe, Esperanza, Caridad y Lágrimas de Vida. Las ánforas del altar, llenas de lirios, siempreviva y ruscus, añaden el toque de color, evocando el monte que sostiene la urna cada Viernes Santo.















