Fervor y recogimiento en el Vía Crucis del Cristo de la Misericordia

La Cuaresma arranca con incertidumbre y marcada por la inestabilidad meteorológica

La llegada de la Cuaresma se ha visto condicionada por la inestabilidad meteorológica, al igual que ocurrió en la pasada Semana Santa. La amenaza de lluvia y las fuertes rachas de viento obligaron a modificar el desarrollo del Vía Crucis cuaresmal, que finalmente tuvo lugar en el interior de la Basílica y en un formato estático, garantizando así la celebración del acto sin riesgos.

Tras la eucaristía, la Junta de Gobierno y el Consejo Local de Hermandades y Cofradías mantuvieron una reunión para valorar la posibilidad de salir a la calle. Finalmente, se optó por celebrar el Vía Crucis en el interior del templo, una decisión que no pudo ser más acertada, pues casi al término del acto comenzaron a caer las primeras gotas de lluvia.

A pesar de las adversidades, numerosos fieles se congregaron en el primer templo para participar en este momento de oración y recogimiento. La imagen del Cristo, que despierta una profunda devoción entre los portuenses, presidió la ceremonia en un ambiente de solemnidad y fervor.

Tras el rezo del Vía Crucis, la imagen fue trasladada hasta su capilla en un acto íntimo y respetuoso, acompañado por los sones de la capilla musical Vía Sacra. La jornada, a pesar de las dificultades, volvió a demostrar la arraigada tradición y el compromiso de los devotos en este tiempo de preparación para la Semana Santa.